El seguro de vida es uno de los recursos más importantes de protección que tenemos a nuestra disposición para proteger lo más preciado: nuestra familia.
La característica fundamental de los seguros de vida es que el pago de la cantidad pactada en el contrato depende del fallecimiento o supervivencia del asegurado.
Tabla de Contenidos
Tipos de seguros de vida
Atendiendo a su cobertura, los seguros de vida se clasifican en:
- Seguros de fallecimiento (seguros de riesgo): si el tomador del seguro fallece durante la vigencia del seguro los beneficiarios designados en la póliza recibirán el pago del capital o renta contratada.
Por el contrario, si el asegurado llega con vida al vencimiento del contrato, éste se da por finalizado sin ninguna contraprestación por parte de la entidad de seguros.
- Seguros de supervivencia o de ahorro: en esta modalidad del seguro de vida, si el asegurado vive al finalizar el contrato, se garantiza a los beneficiarios el pago del capital o de una renta contratada. Entre las figuras más conocidas de estos seguros de ahorro están los Unit Link, los Planes de Previsión Asegurados (PPA) y los Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS).
- Seguros mixtos: esta modalidad es un híbrido de los seguros de fallecimiento y de ahorro. La aseguradora garantiza el pago de un capital a los beneficiarios al fallecimiento del asegurado, o bien al vencimiento del seguro si en esa fecha vive el asegurado.
Qué cubre el seguro de vida
Por tanto, en contra de lo que muchos piensan, el seguro de vida «de fallecimiento» no sólo cubre con un capital asegurado la posibilidad de que el asegurado muera, sino también la posibilidad de caer en invalidez, y todo el dinero extra en cuidados y atención especializada que se necesitará durante los años que la persona inválida vida.
Pero también tenemos seguros de vida «de ahorro», como el PIAS, que es uno de los productos de ahorro más interesantes para generar ahorros crecientes para la jubilación.
Partes del seguro
El funcionamiento de un seguro de vida es muy sencillo. El tomador paga una prima periódicamente (generalmente de forma anual) y en caso de fallecer (o sobrevivir) la aseguradora se obliga a pagar al beneficiario del seguro (el propio tomador si sobrevive, el cónyuge o los hijos si el tomador fallece o cae inválido) la cantidad estipulada en el contrato durante el período cubierto.
Las partes del seguro de vida son estas:
- Tomador del seguro: la persona física o jurídica que paga el seguro, es decir, la prima anual;
- Prima anual: el importe que pagamos a la aseguradora cada año para estar cubiertos;
- Asegurado: la persona cuyo riesgo de muerte o invalidez se cubre;
- Suma asegurada: es la cantidad que se cobrará en caso de que se produzca el siniestro cubierto;
- Beneficiario: la/s persona/s que recibirá/n la suma asegurada en caso de producirse la muerte o invalidez del asegurado (en este caso puede ser el propio asegurado).
Un ejemplo: una persona que ingresa todos los años 45.000 euros brutos de nómina y con dos hijos. Su pareja no trabaja y deben al banco 100.000 euros de hipoteca.
Con un seguro de vida que cubra una suma asegurada de 100.000 euros, podrá estar tranquila ya que si fallece, al menos la deuda hipotecaria quedará saldada y la pareja podrá ponerse a trabajar. La prima en este caso podría rondar los 200-400 euros anuales. ¿Muy caro? depende de tu percepción del riesgo, pero desde luego es lo mejor que puedes hacer si estas en una situación familiar «apretada» (muchas deudas, poco dinero con el que hacerles frente).
A quién interesa un seguro de vida
El seguro de vida «de fallecimiento» es una herramienta de protección muy interesante para aquellas situaciones personales y económicas en las que el riesgo de desaparecer la persona asegurada en caso de fallecimiento, invalidez o accidente pueda poner en serias dificultades al resto de familiares próximos (cónyuge y/o hijos).
Es interesante pues, para las familias entre los 30 y 55 años, cuando, como bien explica la teoría de la responsabilidad decreciente, se está comenzando en la vida, se tienen hijos y muchas más obligaciones que patrimonio y dinero para hacerles frente.
Además en estos años «jóvenes» las primas de estos seguros suelen ser asequibles, ya que las tablas actuariales (las que pintan las probabilidades de morir), son muy planas a los 30 años.
También interesa un seguro de vida a aquellos padres de edad avanzada que tengan un hijo dependiente de ellos y quieran asegurarle una compensación futura en caso de desaparecer.
Es decir, el seguro de vida es ideal cuando se tienen personas dependientes (por su edad, ingresos o capacidad legal) que lo tengan difícil en caso de desaparecer el motor económico familiar, pero no lo es, por ejemplo, para una persona muy joven y soltera que se gana la vida y no tiene obligaciones patrimoniales o personales de ningún tipo (lee esto si buscas consejos antes de contratar un seguro de vida).
Volver a la «Guía de los Seguros»
Juan del Real Martín
Soy economista por la Universidad Complutense de Madrid, especialización Finanzas. He alcanzado la independencia financiera y me gustaría ayudar a los demás a entender mejor los asuntos de dinero y a tomar las decisiones adecuadas en cada momento de la vida. La educación financiera es básica para que puedas lograrlo tú también.
Sin comentarios